La Presidencia checa de la Unión Europea, que comienza el próximo 1 de julio, tendrá que hacer frente a una Europa acosada por la guerra, la crisis energética y una inflación fuera de control. Por si fuera poco, su margen de maniobra se ve encorsetado también por el reducido presupuesto que el gobierno anterior estableció para las actividades a desarrollar durante sus seis meses “al frente” de la UE.

La Administración checa reconoce que, con tantos y tan graves acontecimientos, existe el riesgo de tener que renunciar a algunos objetivos políticos. Pero lejos de amilanarse, el Gobierno del primer ministro Petr Fiala, una coalición europeísta con el conservador Partido Democrático Ciudadano al frente, se ha marcado una agenda ambiciosa, cuyos principales retos son los siguientes:

  1. Asegurar el suministro energético en la UE frente a los probables cortes del flujo de gas de Rusia hacia la Unión y, a la vez, asegurar el despliegue del Pacto Verde Europeo. Esto implica encontrar fuentes alternativas de suministro y avanzar en el despliegue del hidrógeno y las finanzas verdes. La negociación con el Parlamento Europeo para la inclusión del gas y la energía nuclear en la taxonomía verde de la UE será crítica.
  2. Conseguir acuerdos de libre comercio, impulsado por los problemas de abastecimiento por la guerra de Ucrania y el embargo comercial a Rusia y la ruptura de las cadenas de suministro. La Presidencia francesa ha evitado avanzar en nuevos acuerdos en materia agrícola con Australia, Nueva Zelanda y Latinoamérica, para evitar problemas con los agricultores galos durante las elecciones en su país.
  3. Acordar el paquete de medidas del programa Fit for 55. Esta semana, el Parlamento ha adoptado una posición sensiblemente más ambiciosa que la propuesta de la Comisión, después de que las medidas más importantes, como el nuevo reglamento del Sistema de Comercio de Emisiones fuera rechazado en la primera votación en la Cámara. Las posiciones del Consejo están más próximas a las de la Comisión Europea. Todo hace esperar unas negociaciones tensas y largas, dada la ausencia de acuerdo también entre los Estados miembros.
  4. Cerrar el acuerdo para prohibir las emisiones de CO2 en los vehículos ligeros nuevos a partir de 2035, que en la práctica significa que a partir de esa fecha, la venta de vehículos contaminantes estará prohibida en la UE. El gran obstáculo a superar es el enorme peso que la industria europea del automóvil tiene en la economía y el empleo de la Unión (y particularmente en la propia República Checa).
  5. Desarrollar la Estrategia De la Granja a la Mesa, cuyas propuestas de cambio en el modelo de producción agraria europea se enfrentan no solo a la oposición de los agricultores y ganaderos, sino a la necesidad de una soberanía alimentaria europea que la guerra de Ucrania ha puesto de manifiesto.
  6. Avanzar en la Directiva Europea de condiciones laborales en las plataformas digitales, propuesta por la Comisión el pasado mes de diciembre. Una legislación uniforme a nivel comunitario se puede encontrar con la oposición de Estados miembros que ya han desarrollado sus normativas nacionales, como España o Bélgica, además de las diferencias que separan a los grupos parlamentarios europeos.
  7. Desarrollar la Ley de Inteligencia Artificial, que aumente la protección de los ciudadanos frente al uso de tecnologías no controladas. La Presidencia checa deberá hacer frente a la posición restrictiva que defiende el Parlamento y poner de acuerdo a los Estados miembros después de más de un año de negociaciones. Si lo consigue, la UE contará con la primera regulación del mundo en esta materia.
  8. Abordar el Espacio Europeo de Datos Sanitarios, que cambiará radicalmente la forma en que pacientes, investigadores y legisladores acceden y utilizan los datos sanitarios. La Comisión estima que esta nueva regulación aportaría 11.000 millones de euros a la economía de la UE y facilitaría el acceso a la atención sanitaria transfronteriza. A pesar de que existe un amplio consenso al menos en las voluntades políticas expresadas, las negociaciones se prevén muy técnicas, dadas las implicaciones en asuntos como la privacidad y la protección de datos.