El propósito corporativo indica el porqué de la existencia y actividad de una empresa, sirve para orientar el presente y futuro de la misma y muestra su compromiso con los grupos de interés, el medio ambiente y la sociedad, convirtiéndose en una característica fundamental. Así, nos parece acertada la definición que hace Corporate Excellence: “El propósito es una fuerza motivadora que aporta sentido a la actividad de la organización y establece la guía estratégica de actuación a largo plazo. Tener como foco el propósito y la capacidad de crear valor ético, social, medioambiental y económico permite construir una diferenciación duradera, desde donde se genera un conjunto de creencias compartidas y sentido colectivo positivo, que abarca las necesidades de las organizaciones, y a la vez da respuesta a las expectativas sociales y ambientales”.

Contar con un propósito corporativo impacta en el rendimiento económico de una institución e influye en la reputación, fidelidad y confianza que depositan los stakeholders. Cada vez más, la competitividad es mayor y existen numerosas instituciones que ofrecen los mismos servicios, pero es la forma en la que una empresa lleva a cabo esas acciones y el impacto que genera lo que la diferenciará y la conectará con su público.

Su definición permitirá orientar la línea estratégica de las actuaciones y decisiones de la empresa, aportando agilidad, autenticidad y coherencia, valores que retendrán a los grupos de interés. Para dar con un buen propósito es necesario tener claros la misión (razón de ser), visión (objetivos a conseguir en el futuro) y valores (principios) y para que este se mantenga en el tiempo, debe estar vinculado a la esencia de la compañía y ser interiorizado por el CEO, pues el liderazgo en torno al propósito es una de las claves para impactar en el modelo de negocio.