El economista alemán y fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, defiende que la Cuarta Revolución Industrial ya ha comenzado. Una revolución principalmente tecnológica que, en sus propias palabras, «va a alterar la manera en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos con los demás», produciendo una transformación «como nada que haya experimentado la humanidad antes».

Uno de los argumentos que expone para clarificar que no es simplemente la continuación de la Tercera Revolución Industrial, la digital, es la velocidad de los avances, que «no tiene precedentes históricos». Esta «evolución exponencial», su «amplitud y profundidad» anuncia «la entera transformación de sistemas de producción, administración y gobierno».

Por supuesto, surgen retos y oportunidades que tendrán gran impacto en la manera de entender los negocios, donde será clave comprender el ambiente cambiante e innovar constantemente; al igual que en el funcionamiento de los gobiernos, haciendo que la regulación adquiera un papel fundamental; y, finalmente, en la forma de entendernos a nosotros mismos, el sentido de la privacidad, las nociones de propiedad, los patrones de consumo, etcétera.

En este contexto, el Foro Económico Mundial publica el informe El futuro de los trabajos, además de tratar el tema con asiduidad en su reunión anual. Con ello, intentan comprender el impacto que los avances tecnológicos tendrá en los empleos, las habilidades mejor valoradas a la hora de desempeñar los nuevos trabajos y los patrones de reclutamiento en las distintas industrias y países.

En dicho informe se advierte que el momento para construir el futuro del trabajo es ahora; si las transformaciones se gestionan de manera inteligente, pueden llevarnos a una era de buen trabajo e incremento de la calidad de vida; si no sucede así, existe el riesgo de que se amplíen las diferencias de cualificación, incrementando la desigualdad y polarización. En cualquier caso, la revolución que empieza a atravesar el mundo laboral es de gran calado: en 2025, más de la mitad de todas las tareas actuales en el lugar de trabajo serán realizadas por máquinas, en comparación con el 29% actual.

El estudio pronostica que la rápida evolución de las máquinas y los algoritmos en el lugar de trabajo podría crear 133 millones de puestos nuevos, en lugar de los 75 millones que se desplazarán de aquí al año 2022. Además, indica que los desafíos urgentes incluyen proporcionar oportunidades de recualificación, permitir el trabajo a distancia y desarrollar redes de seguridad para proteger a los trabajadores y las comunidades en riesgo.

En un informe previo, el Foro Económico Mundial proponía una lista de sectores y puestos que presentan una perspectiva positiva y negativa de cara a 2020:

Empleos con perspectiva positiva de cara a 2020

1. Operaciones de negocio y financieras: 492.000 nuevos puestos
2. Puestos gerenciales: 416.000 nuevos puestos
3. Informática y matemáticas: 405.000 nuevos puestos
4. Arquitectura e ingeniería: 339.000 nuevos puestos
5. Ventas: 303.000 nuevos puestos
6. Educación y capacitación: 66.000 nuevos puestos

Empleos con perspectiva negativa de cara a 2020:

1. Oficina y administrativos: 4,7 millones de puestos menos
2. Manufactura y producción: 1,6 millones de puestos menos
3. Construcción y extracción: 497.000 puestos menos
4. Artes, diseño, entretenimiento para deportes y medios: 151.000 puestos menos
5. Legal: 109.000 puestos menos
6. Instalación y mantenimiento: 40.000 puestos menos

Como señala el CEO de Upwork Stephane Kasriel en un artículo para el Foro Económico Mundial, el debate más constructivo no es si habrá o no cambios, sino qué debemos hacer para garantizar los mejores y más inclusivos resultados, para lo que da tres ideas:

1. Repensar la educación: debemos construir un sistema educativo para el aprendizaje permanente y una cultura que lo promueva, pues las habilidades, no los resultados universitarios, serán lo importante para la futura fuerza laboral (entre las que siempre destaca la adaptabilidad).
2. Cambiar las protecciones laborales de una red de seguridad a un trampolín: los sistemas de impuestos, asistencia médica, seguro de desempleo y jubilación se crearon para la era industrial y requieren ser repensados para que estén en consonancia con la realidad actual. Debemos desafiarnos a nosotros mismos para continuar impulsando la innovación en esta área.
3. Ofrecer a las personas más libertad y flexibilidad: gobiernos y empresas, mediante la acción conjunta, deben generar inclusión fomentando, por ejemplo, el trabajo remoto o el horario flexible.

Si bien se espera un crecimiento neto positivo del empleo, habrá un cambio significativo en la calidad, ubicación, formato y permanencia de los nuevos puestos. Así, los trabajadores necesitarán nuevos conjuntos de capacidades a medida que la división del trabajo entre humanos y máquinas continúe evolucionando. El futuro de los trabajos ofrece numerosas posibilidades; en cualquier caso, es evidente que será distinto, desafiante y muy cambiante.