El pasado 11 de enero tuvo lugar en la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE una nueva sesión del Aula de Liderazgo Público en la que se abordaron los Desafíos del lobby en España.

El evento sirvió además para presentar la 8ª edición del Postgrado de Dirección de Asuntos Públicos (PDAP), programa pionero en formación de lobistas en España organizado por MAS Consulting y  la Universidad  Pontifica Comillas que comienza el 26 de enero y se extiende hasta el próximo 24 de marzo.

El acto, moderado y presentado por Daniel Ureña, coordinador del Aula de Liderazgo Público, contó con la participación de Maribel Álvarez, Directora del Departamento de Disciplinas Comunes de la Facultad de Derecho (ICADE) de la Universidad Pontifica Comillas; Piluca Núñez, Directora de Comunicación de la Asociación Española de Energía Eólica; y Lara Contreras, Directora de Relaciones Institucionales de Oxfam Intermón.

La entrada en vigor del registro de lobistas en el Ayuntamiento de Madrid a comienzos de año supuso el punto de partida de un debate en el que la jurista Maribel Álvarez hizo un repaso a las distintas iniciativas que, desde las Cortes Constituyentes -«padres de la Constitución como Solé Turá o Fraga tuvieron interés en legislar sobre el lobby en la Carta Magna»- hasta hoy día se han planteado para establecer un regulación del lobby. ¿Por qué no se ha llevado a cabo esa regulación? Álvarez concluyó: «Porque no se ha sabido cómo hacerla«.

Por su parte, Piluca Núñez explicó cuál era su función como lobista, enfatizó la necesidad de alejar el concepto de lobby del de corrupción y se mostró convencida de la necesidad de un registro, pero dejando claro que debe de ser un registro único que facilite la labor a los profesionales del lobby, a los ciudadanos y a los legisladores. Un registro que, en opinión de Núñez, debe conllevar un código de conducta tanto para quienes ejercen el lobby como para quienes lo reciben.

En este sentido, Lara Contreras introdujo un matiz en el debate: ¿quién es lobista? Y ella misma contestó poniendo de ejemplo la filosofía que defiende su organización, Oxfam Intermón: cualquier ciudadano. Piluca Núñez aportó en la misma línea una definición de lobista: «Todo aquel que pretende influir lícitamente para conseguir un cambio político acorde a sus intereses».

Hubo consenso en que la regulación es necesaria, se abordaron las iniciativas legislativas introducidas en el Congreso de los Diputados por los grupos parlamentarios del Partido Popular y Ciudadanos y, aunque todas las ponentes coincidieron en valorar como poco probable que saliera adelante la reforma del reglamento del Congreso propuesta por el PP, también hubo consenso en que se está avanzando en España.

Un camino en el que los referentes citados fueron Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, y en el que se abogó por ser especialmente escrupulosos con la huella dejada por las organizaciones que hacen lobby en los procesos legislativos y, especialmente, los límites a la transparencia. Porque todas las ponentes coincidieron en que no todas las acciones de lobby ni toda la documentación aportada debe hacerse pública, aunque, como dijo Lara Contreras, «los ciudadanos tienen derecho a saber quién está influyendo en las tomas de decisiones legales».

«Los límites son muy difíciles de fijar», explicó Maribel Álvarez, y todas las ponentes coincidieron en que, en cualquier caso, existe un esfuerzo por la transparencia muy evidente en la forma de actuar, tanto por parte de quienes ejercen el lobby como por parte de quienes lo reciben.

Tras la mesa redonda, Daniel Ureña dio paso a las preguntas del público, que generaron un interesante debate sobre la percepción pública del lobby, la necesidad de crear un buen story telling sobre el lobismo que permita de forma didáctica contribuir a la mejora de la imagen de la profesión y el énfasis en que también hay una responsabilidad por parte de los receptores del lobby por hacer transparente el proceso legislativo: cómo se ha hecho, quién ha influido y de qué manera.