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José Antonio Moreno, Director General de la Asociación Nacional para la Defensa de la Marca (ANDEMA), pertenece en la quinta edición del Postgrado de Dirección de Asuntos Públicos. Tras cursar el programa el pasado curso, recomienda el PDAP a “cualquier profesional que debe enfrentarse en su día a día laboral con la defensa de los intereses de su empresa, industria o sector” por su enfoque de 360 grados de todo el proceso de los asuntos públicos.

Meses después de que finalizará el PDAP en las aula de la Universidad Pontificia Comillas, Moreno recuerda sus clases preferidas, reflexiona sobre el estado del lobby en España y los conocimientos más destacados recibidos en el postgrado cuya sexta edición comenzará el próximo 19 de febrero en Madrid (puede encontrar toda la información aquí).

¿Qué aspectos cambiaría de la representación de intereses en España?
Por suerte, la situación está cambiando y cada vez la representación de intereses está más profesionalizada y gestionada por expertos que conocen bien las claves de cómo, cuándo y dónde se debe abordar una situación que puede derivar en una regulación contraria a nuestros intereses como industria o sector. Sin embargo, en algunos sectores, funciona aún aquello del “lobby del cuñao”, es decir, aquella representación de intereses que lo deja todo al albur de que conocemos a algún amiguete influyente en algún puesto decisivo en el proceso legislativo. Conocer a las personas oportunas es un tema importante, pero sin olvidar que ello no requiere relaciones de amistad y que hay otros muchos puntos que abordar en una gestión eficaz de la representación de los intereses de nuestro sector o industria.

¿Cómo está la representación de intereses de las marcas en España en comparación con otros países?
Creo que, en España, las cosas están cambiando a buen ritmo, fruto de esa mayor profesionalización, que deriva de la presencia de multinacionales en España, de la internacionalización de la empresa española, así como del papel cada vez más activo de las asociaciones profesionales. De todas formas, como en tantas otras cosas, vamos por detrás de países como los anglosajones, Estados Unidos, Reino Unido, Australia… donde la representación de intereses siempre se ha visto como una más de las políticas estructurales de las empresas.

¿Cuáles son los conocimientos más destacados que ha recibido en el PDAP?
Para mí lo principal ha sido el enfoque 360º de cómo abordar la representación de intereses. El saber cómo cualquier tema tiene múltiples puntos de vista desde el que analizarse y cómo un buen representante de intereses, debe saber situar el suyo bajo aquella óptica que es más fácilmente comprable. La importancia de saber manejar la opinión pública y el papel de las redes sociales. Saber que los políticos y reguladores están más que abiertos a recibir tus estudios, tus aportaciones, tus ideas. Y, sobre todo, el corroborar algo que ya sabía: que estamos en un momento político fascinante, de cambio hacia no se sabe muy bien qué y que todos los expertos están tan confusos como los ciudadanos.

Una clase inolvidable…
Ha habido varias, pero me quedo con las de María José Canel, Piluca Núñez, Ángel Alloza, Vicente Vallés, Juan Páramo….

Tras cursarlo, ¿cuál cree que es el perfil ideal para participar en el PDAP?
El perfil ideal del estudiante de este curso es el de algún profesional que, sin tener una formación específica para ello, debe enfrentarse en su día a día laboral con la defensa de los intereses de su empresa, industria o sector ante alguna Administración Pública y desconozca bien qué herramientas son necesarias. También tiene que ser una persona a la que le guste el debate, porque en clase se debate y ¡mucho!