Marco Rubio, nuevo gobernador de FloridaEl comportamiento electoral de la población votante de origen inmigrante es muy similar sea donde sea donde se estudie. El origen específico de cada comunidad aportará matices, pero se pueden extraer conclusiones a grandes rasgos de los resultados en cualquier país, en cualquier elección. Algo que demuestra que una de las cosas que más peso tienen en la identidad del inmigrante es el hecho en sí de ser inmigrante. Esto significa que será gente preocupada por la prosperidad, la seguridad, el futuro, etcétera.

Mike González escribe para Politico.com su artículo ‘Los latinos y el Partido Republicano se llevan bien’ en el que analiza los motivos por los que las elecciones legislativas del 2 de noviembre se han saldado con casi 10 nuevos cargos públicos hispanos pertenecientes al Partido Republicano.

La nueva remesa de miembros del Congreso incluye siete republicanos latinos – cuatro provenientes de los estados del Oeste (lo que significa que no son cubanos de Florida). Añadámosle dos gobernadores latinos en Nuevo México y Nevada y al senados Marco Rubio (Republicano de Florida) y nos daremos cuenta de que las ‘midterm’ de 2010 no permiten extraer una lectura clara de dónde se ubican los latinos políticamente.

Esta ambivalencia frustra a ambos partidos, pero especialmente a los Demócratas, que tenían la esperanza de que los latinos fueran los siguientes afroamericanos: un voto fiable en más de un 90%.

Los conservadores ahora deben comunicar su mensaje, para el que los latinos están sorprendentemente preparados, según las encuestas.

El autor del artículo, en base a dichas encuestas, aplica el punto de vista inmigrante a los grandes temas de la política norteamericana puestos sobre el tapete en las elecciones legislativas de noviembre. Uno de los principales (y de los que más impulso ha dado al fenómeno del Tea Party) es el de la intervención estatal. Si bien parece que la postura más lógica para la comunidad latina pasaría por apoyar un estado fuerte que cuide de los más débiles, son muchos los hispanos que consideran que la socidad civil, tan activa en EEUU, es un mejor proveedor de libertades.

Ocurre algo similar con el tema de la inmigración y el impacto cultural. Los Republicanos han sabido evitar en la medida de lo posible la discusión sobre las fronteras y centrarlo en un asunto cultural hacia el que muchos latinos han demostrado sensibilidad. Estos inmigrantes identifican la cultura americana con una cultura del éxito. Por ello, para muchos votantes de origen inmigrante la defensa de la cultura tradicional americana es un sinónimo de futuro y prosperidad.

Este análisis de Mark González refuerza la teoría de que los valores de la comunidad inmigrante, sea cual sea, de cara a unas elecciones, no se limitan al ámbito cultural o identitario, sino que tienen un enfoque en los asuntos de futuro: prosperidad económica, seguridad, educación, etcétera son a menudo las partes del programa electoral que más atraerán su atención.