Desbrozar las declaraciones de ejecutivos, políticos o estrellas (del deporte, por ejemplo), es el trabajo de los periodistas y los opinadores. En ellos recae la responsabilidad de separar lo que es relevante de lo que no, lo que es novedoso de lo que no, y, a veces, lo que es cierto de lo que no.

Un profesor de Stanford se ha propuesto hacerles ese trabajo más sencillo. Su equipo se ha servido de las transcripciones de las ruedas de prensa y discursos de altos ejecutivos de empresas que posteriormente han declarado pérdidas, para medir la sinceridad de los portavoces o la manera de endulzar la verdad que utilizan, a través de un estudio cuantitativo del lenguaje utilizado.

Nuestro estudio se basa en conclusiones fundadas de la psicología y la investigación en detección de engaños, que afirma que la composición del lenguaje de la narrativa verdadera difiere de la de la falsa.

Las referencias al equipo y el uso de la segunda persona del plural deberían encender las alarmas. Los CEO prefieren hablar de “nosotros” a la hora de presentar resultados, cuando estos no son más que una fachada. También ocurre con el uso de ciertos adjetivos como “fantástico”, que superan en número a expresiones más comedidas como «sólido».

Hemos descubierto que las respuestas de lo ejecutivos engañosos contienen más referencias al conocimiento general, utilizan menos emociones moderadas y hacen menos referencias al valor de los accionistas y el valor añadido.

Los autores del estudio admiten que su modelo no es perfecto, y que sus mediciones son orientativas, aunque confían en que su método ofrece un mayor porcentaje de acierto que métodos anteriores. ¿Empezaremos a ver a periodistas con calculadora en las ruedas de prensa?

Vía Deal Journal, blog de The Wall Street Journal